Pascual Madoz, describe la Torre nueva (2)

La Torre nueva vista por Martínez del Mazo en 1647, según un cuadro sobre Zaragoza que se conserva 
en el museo del Prado en Madrid.


Para dar ideas sobre la reconstrucción de la Torre nueva, Pascual Madoz nos ofrece una aproximada descripción de cómo era y nos habla algo de su historia, retomando la anterior entrada: 

Su figura es octogonal su diámetro mayor tiene 45 pies (12 metros) su muro interior 7. Paralelo a este, hay otro de 3 pies entre los cuales discurre la escalera. El espesor de la muralla es de 4 pies y 2/3. La escalera forma un espiral con suficiente luz, su subida es muy suave, de 4 pies y 2 tercios de latitud y toda ella está «sargueada» a modo de pasamanos. Se comunica con el espacio exterior por grandes ventanas. El edificio es todo él de ladrillo y en su exterior posee diferentes labores, en realces y fondos se eleva en 8 lados hasta los 2/3 de su total altura (unos 50 metros) siguiendo después en 16 lados que estuvieron divididos de los 8 inferiores. En cada lado había un escudo de armas de la ciudad, donde se veía de relieve un león rampante coronado. Sirven de repisa en su lugar ocho piedras labradas sobre las que cargan ocho torrecillas que siguen formando otros tantos ángulos hasta el plano superior, con adornos exteriores de ladrillo y mezcla de arquitectura gótica y árabe. Vuelan 8 balcones de hierro que estuvieron adornados con unas bolas doradas en sus ocho lados. Teniendo su salida por dos ventanas de hermosos arcos de herradura sobre los que corona la fábrica de ladrillo, una robusta y magnífica cornisa. La torre terminó primeramente desde esta altura con pirámides y bolas de piedras con sus 16 ángulos y cubierta de un capitel que formaba dos faldones de madera; emplomados uno sobre el otro y se remataba con una cruz veleta una bola dorada y la campana para los cuartos.


 

En el año 1680 se renovó el reloj y en el año 1709 se rompió la campana mayor, que se fundió por segunda vez en 1712. Su peso es de 200 quintales habiéndola bautizado el Sr. Obispo de Huesca y poniéndoles los nombres de María del Pilar, San Valero y Santa Bárbara (la de los cuartos). Así estuvo hasta el año 1749 en que habiendo reconocido que la cubierta estaba muy expuesta a destruirse, se trató de derribarla. Proyectando un diferente capitel para lo cual, se aprobó y ejecutó entre los muchos planos «graciosos que se presentaron» el que existe en la actualidad (1850) que es una cubierta de 3 cuerpos emplomada, concluyendo con una espiga en la que está colocada la campana para los cuartos que tiene 4 palmos y medio de diámetro y seis y medio de altura; una bola y un arpón dorados y luego la cruz, resultando de esta mutación haberse aumentado 15 pies la altura. Siendo ahora la altura de «312 pies castellanos el total de su elevación» (80 metros). «Los jornales pasaban en esta época a cuatro sueldos jaqueses» (moneda corriente en Aragón hasta mediados del siglo XIX). El reloj actual lo colocó Andrés Ester, zaragozano y «dio la primera hora, el día de San Miguel de 1827».


Comentarios

Entradas populares de este blog

María Luisa Orobia

La vida en un casino que se llevó al cine

Una foto de la fábrica del Comercio (Villanueva de Gállego)