Fiesta de la bicicleta
Gentileza: Miguel Vergara |
Aunque ya comenzaba a tener cierta
connotación deportiva la bicicleta, al menos en la primera mitad del siglo XX
era sobre todo un vehículo social y barato que permitía cierta independencia.
La bicicleta era el medio de transporte de las clases populares y muchos clubes
ciclistas, tenían este origen societario. La primera Fiesta del Pedal en
Zaragoza fue organizada por el Club ciclista Ebro en plena Segunda República y
durante el verano de 1935. Ésta primitiva competición consistió en un circuito que
se iniciaba en la actual Plaza de España (entonces Constitución), llegaba hasta
Casablanca, para volver luego por las Playas de Torrero y Paseo Sagasta,
atravesando un trayecto urbano que finalizaba en el llamado “Puente de la Media
Legua” situado en la calle de Miguel Servet. Ya en la prensa de la época se hacían
eco también de excursiones ciclistas al extrarradio y en las fiestas de los
pueblos comenzaban a ser habituales competiciones. Finalizada la guerra y
durante los primeros años del Franquismo, se retomaron estos ritos festivos
pero con un tinte Nacional-Católico bastante característico. Así y según
publica Heraldo de Aragón en su
edición del 9 de abril de 1940. Se celebró en Zaragoza una fiesta del Pedal «dentro
de un homenaje nacional al Caudillo»: “La fiesta se desarrolló con el mayor
entusiasmo y con asistencia de gran número de ciclistas que congregados en la
plaza de España, adornadas sus máquinas con una Bandera Nacional, partieron
para recorrer algunas calles y reunirse de nuevo en la Plaza de España. Tras
dar las voces de Franco, Franco, Franco, que se contestaron por el público allí
estacionado, con verdadero entusiasmo».
Gentileza: Mariano Morte París |
Se subió hasta el Parque Grande y una
vez allí, ante un altar improvisado y adornado con verdadero gusto, se rezó una
misa de campaña. Una banda de música contribuyó a la solemnidad del acto. Terminada
la misa se celebraron unas carreras, en las que se disputaron varios premios.
Al acto asistieron las autoridades locales que firmaron en unos pliegos de
adhesión, que fueron enviados al Generalísimo. Esto me recuerda que durante los
años cuarenta y cincuenta el actual parque de José Antonio Labordeta era centro
de reunión de los “rojos” de la ciudad y opositores al Régimen.
El domingo 21 de junio de 1953 se
celebró la VIII Fiesta del Pedal, que tuvo como meta Villanueva de Gállego.
Según rezaba el titular de Heraldo de
Aragón dos días más tarde. Según los titulares, el éxito fue rotundo y más
de diez mil integrantes «participaron en esta singular romería ciclista»,
algunos participantes con originales vehículos que daban a la excursión una «deliciosa
pista carnavalesca llena de vistosidad y coloridad».
No se de quien es, si alguien cree que es suya por favor me lo comunique, gracias |
Cuenta Heraldo que a las siete y media de la mañana se dio la salida a la
gran caravana concentrada en el paseo Marina Moreno (actual Constitución). En
perfecta formación hicieron un alto en el Santo Templo Metropolitano del Pilar
donde la Reina de la Fiesta, «Señorita Isabel Peiró, ofreció un ramo de flores
a la Virgen» para acto seguido iniciar la marcha hacia Villanueva de Gállego,
lugar al que se llegó dos horas más tarde. A la entrada del pueblo el
vecindario esperaba en masa la llegada de los ciclo turistas ya que se
encontraban al menos cuatro mil excursionistas llegados en tren desde Zaragoza
para unirse a «la hermandad del pedal». Después de oír con fervor la Santa
Misa, fueron celebrándose los actos anunciados en el programa que la Comisión
organizadora editó para la ocasión. Se valoró muy positivamente que el Excelentísimo
Señor Gobernador civil y Jefe provincial del Movimiento, Don Juan Junquera y
Fernández Carvajal, se desplazara hasta Villanueva «para compartir con los
ciclistas la alegría de la gran fiesta». Hacia las dos de la tarde se ofreció
una comida a las primeras autoridades de Villanueva, así como a la Reina de la
Fiesta y su Corte de honor. En los postres dirigieron unas palabras a los
asistentes Mossen José Royo, párroco de la localidad; su alcalde, don Plácido
Yera y el presidente de la Federación.
Gentileza: Carmen Cativiela Redondo |
Entre otras muchas diversiones hubo lanzamiento
de barra aragonesa, carreras de entalegados, tiro de cuerda y como no, carreras
ciclistas para infantiles, señoritas, aficionados sin licencia y profesionales,
carreras de lentitud, bailes populares y una verdadera lluvia de regalos entre
los asistentes a la fiesta.
A las siete de la tarde se inició el
regreso a Zaragoza y, en el cruce de la carretera de San Juan de Mozarrifar,
los ciclistas hicieron un alto para esperar allí el paso de su Excelencia el
Generalísimo, quien llegaba en ese momento a Zaragoza y a quien se le expresó
con vítores y aplausos, la inquebrantable adhesión de los ciclistas
zaragozanos.
Por esa época, una Memoria editada
por el Ministerio de Agricultura se hace eco de la importancia que entonces
tenía en Villanueva el transporte pro bicicleta, no solo dentro de la
población, sino también como medio de comunicación con otras localidades,
incluida la propia Zaragoza gracias al «empleo tan simpático en una carretera
alquitranada y llana».
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