Gregorio Sarto y Francisca Bernal
Según recoge el periódico La voz de Aragón en su edición del martes 27 de septiembre de 1927 (pág.8) vivían por entonces un matrimonio de nonagenarios en Villanueva de Gállego formado por Gregorio Sarto (93) y Francisca Bernal (94) llevaban casados 67 años, es decir habían contraído matrimonio en 1860 a la edad de 27 y 26 años respectivamente. Responden a las preguntas con lucidez, humor y cierta melancolía, vivían solos en casa con la compañía de su hijo Cesáreo (quien también llegaría a cumplir los 104 años), él era quien mantenía la casa cultivando la tierra. Dice la crónica que Gregorio hasta hacía unos meses leía y escribía bien, pero que “ahora necesita la ayuda de lentes” además de estar algo sordo, con lo cual la voz cantante la llevaba su mujer, Francisca. Decía al reportero que “cuando nos quisimos casar se opuso mi familia y eso que ella tuvo la culpa de nuestro festejo; pero cambiaron luego de opinión y me presentaban tres o cuatro novios, pero yo no quise a ninguno y éste (su marido) me tuvo que sacar manifestada”. Llama la atención esta expresión y sin duda alguna hace referencia a un antiguo privilegio foral según el cual, cuando existía un pacto precedente, aunque fuera oral, no podía romperse y una de las partes podía alegar sus derechos, Gregorio Sarto por tanto exigió sus derechos sobre la novia lo cual no deja de ser curioso.
El matrimonio tuvo nueve hijos, cuatro
de ellos vivían en Villanueva, una hija en Zaragoza, otra en Bilbao y otros
cuatro habían fallecido en el momento del reportaje. Su hija más pequeña
contaba con 44 años y poseían 22 nietos y 10 biznietos (calculo que en la
actualidad, descienden de esta pareja cerca de doscientas personas en
Villanueva). Recuerdan con tristeza a una hija suya que murió siendo maestra en
Valcarlos (Navarra), se llamaba Marcela y quería que ellos se fueran a vivir
con ella, con todo pasaban temporadas en su compañía y visitaron el sur de
Francia en varias ocasiones.
Gregorio habla de su actividad y
recuerda como “con sus mulas ha llevado piedra para las más importantes obras
de Zaragoza y añade que fue Alcalde y Juez municipal, hasta hacía pocos años
aun iba al monte para traerse sus «carguicas» de leña”. El periodista les pregunta
si asistirán a las bodas de algún biznieto a lo que responden que “no podremos
esperarnos, señor; si nos hubiésemos casado más jóvenes tal vez lo hubiésemos
visto, pero como lo pensamos tanto…”
Uno echa de menos que el periodista
perdiera la oportunidad de haberles preguntado por alguna otra cuestión como
¿si conocieron a Francisco Pradilla? Que seguro, o alguna otra cosa más, pero
la noticia no deja de ser interesante. Para terminar y según el Censo de 1933
aparece Francisca Bernal Morano de edad 97 años y con residencia en la calle
Alta 9, no así Gregorio que debía haber fallecido por esas fechas.
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