El mes de las hogueras
Justo cuando acaban las Navidades, comienza el mes
de las hogueras; San Antón, San Sebastián, San Vicente, San Valero, San Blas
(los llamados santos de capa) e incluso Santa Águeda, raro el pueblo o
localidad aragonesa, y no tan aragonesa, que no aprovechen para encender una
hoguera, un rito para celebrar las fiestas invernales, las ganas de salir a la
calle y reunirse con los vecinos o si nos vamos más hacia la antropología, se
trataría de ritos sacralizadores del fuego en el que éste aparece como
purificado y conjurador de la luz, en definitiva las hogueras tendrían algo de
Saturnales de ritos paganos cristianizados y sobre todo de fiestas
mediterráneas, o lo que es lo mismo salir a la calle con la menor excusa.
Es curioso ver como las excusas cambian, pero los
ritos permanecen. En una sociedad urbana, civil y en algunos aspectos hasta
atea, la costumbre de reunirse en torno al fuego en plena calle se mantiene,
transformada en terrazas en la plaza de España de Zaragoza o en cualquier
plazuela de la ciudad e incluso de los pueblos, el rito de recurrir al fuego
para combatir al invierto, llevar a cabo reuniones sociales e incluso se
aproximación sexual está presente todavía hoy en pleno siglo XXI, vamos como
hacían los etruscos y los primitivos griegos o quizás incluso en la mismísima
Babilonia pero en torno a un mechero suministrado por gas en torno a una mesa y
tomando unas cervezas, en el fondo nada ha cambiado en los últimos 2.500 años.
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