Francisco Pradilla en el Pilar
Hace unos días, en un post anterior
hablaba de la consagración del templo del Pilar en 1872 y de la presencia de
Francisco Pradilla que nos dejó una bonita litografía, que se publicó en la Ilustración Española y Americana un mes
después y que nos sirve para recordar el acontecimiento. Hice unas fotografías
al retablo del Altar Mayor, obra de Damián Forment realizada en el siglo XVI,
con el fin contrastar con el dibujo para de esta manera localizar el lugar
exacto donde se tomó la imagen y, creo que lo he localizado tal como se indica
en la fotografía comparativa; mientras la litografía aparece en la izquierda de
la imagen, la zona localizada aparece a la derecha.
La escena está captada en el recuadro
señalado en la parte inferior del retablo y corresponde a la zona de la
Epístola, a mano izquierda del Altar mayor y desde la Via Sacra, en el fondo se vislumbran los desposorios de la Virgen María
con San José en el extremo izquierdo y en la zona inferior del retablo, justo
al lado de la estatua dedicada al apóstol Santiago. A su derecha pero tapada
por el humo del incienso, se encontraría la Anunciación por el ángel y detrás
del Cardenal de Santiago, que es el oficiante, se puede ver la visita de María
a su prima Isabel. Los prelados oficiantes dejan ver la escena formando el
típico pasillo tan característico de la obra de Pradilla.
De la comparativa entre ambas imágenes me ha llamado la atención; la asombrosa fidelidad que hay entre las dos, no había cámaras de fotografía y seguramente el artista estaba a bastante distancia del objetivo, tampoco tendría mucho tiempo a no ser de que visitara el lugar antes o después de la ceremonia para ambientarse con todo, el dibujo no pierde detalle de lo que está sucediendo en ese momento y capta con una precisión casi fotográfica y milimétrica todos los puntos de la escena y del escenario para transmitirnos lo que está ocurriendo y lo que ésta viendo, lo que hace de esta litografía un auténtico documento histórico que nos transporta a la basílica del Pilar. El cuidado por el más mínimo detalle, el afán ilustrativo y documental y el gusto por los más pequeños objetos que se realzan en la pluma del pintor, están de manifiesto en esta obra y en el resto de sus cuadros posteriores.
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