Santuarios y devociones marianas en Zaragoza: Nª. Sra. de Cogullada
El Santuario mariano más antiguo de Zaragoza no es el Pilar, ni mucho menos, ya casi en el límite entre la zona urbana y rural, como a unos cuatro kilómetros y medio al norte del Pilar, es visible desde una de sus torres, se encuentra el monasterio de Nuestra Señora de Cogullada, un lugar que podría ser idílico pero que por culpa de malos planteamientos urbanísticos, se encuentra hoy día al lado de una zona industrial bastante degradada.
Cuenta la historia que en tiempos del San Braulio (allá por el siglo VII) una señora se vio seducida por el cantar de una avecilla que resultó ser una “cogulla” extasiada estaba la señora escuchando tan melodioso trino (hoy sería imposible) cuando se dio cuenta de que el avecilla se encontraba posada en las manos de una talla de la Virgen María. La mujer notificó al obispo el hallazgo quien decidió levantar, en el mismo lugar donde supuestamente había ocurrido la aparición una basílica en honor a la Virgen de la Gogulla, razón por la que a partir de entonces comenzó a ser conocida por Nuestra Señora de Cogullada y así se llama esta zona de la huerta zaragozana donde se cuenta que pasó su juventud el mismísimo Miguel Fleta. Corría el año 637 cuando sucedió aquello y mil años después, en 1657 los capuchinos fundaron un convento en dicho lugar, junto al santuario y a media legua de la ciudad, en la margen derecha del rio Gállego. Entre los caminos reales a Cataluña, Huesca y los Pirineos.
Hasta mediados del siglo XX era un terreno frondosísimo, rodeado de vegas bien cultivadas, de sombrías y frescas arboledas, un auténtico jardín a las puertas de Zaragoza. Cogulla, además de ser el nombre de una avecilla, es también la parte interior de una hortaliza, la que está más apretada, blanca y tierna como la lechuga. En Aragón se utiliza para calificar así el lugar con más sustancia, es el centro de una localidad; “Zaragoza es el cogollo de Aragón” por ejemplo. La ciudad importante, el sitio donde se toman todas las decisiones, también se dice “El cogollo de la cuestión” para indicar el centro de un problema o su solución. En este sentido, Cogullada sería sinónimo de un lugar rico, feraz, abundante, el sitio del que se abastece la ciudad. Algo así como la Mejana para Tudela.
Tras la desamortización de 1835 los
monjes se fueron y la iglesia actual fue reconstruida a expensas de la cofradía
de la referida virgen que estaba radicada en el monasterio y que en la
actualidad ha quedado bajo su cuidado y dirección. Su fiesta se sigue
celebrando el día segundo de Pascua de Pentecostés, en la que había hasta
dance. La romería a Cogullada era muy popular entre nuestros bisabuelos por la
concurrencia que con tal motivo ocupaba sus frondosas arboledas fecundadas por
el Gállego y que prestaban aliciente a solitarios paseos y bulliciosas reuniones
de amigos. La mayor parte de las familias de Zaragoza pasaban en este sitio
días de campo y allí tenían sus torres o lugares de descanso. En la cocina del
convento se hacían unas tortillas muy especiales con variedad de hierbas: tenía
gran reputación esta comida y de hecho se decía: “vamos a comer una tortilla a
Cogullada”. En 1896 se hicieron cargo del edificio los monjes de Solesmes, los
de la abadía benedictina francesa, poco estuvieron en Cogullada los benedictinos,
que la abandonaron en 1934 para pasar a ser propiedad de la Caja de Ahorros de
Zaragoza (Ibercaja) hasta la actualidad. El edificio fue reformado por Teodoro
Ríos Balaguer y su hijo en 1941. A partir de entonces se convirtió en la
residencia oficial del dictador Francisco Franco, durante sus visitas a
Zaragoza. En la actualidad lo es del Rey
Plano Sigpac: ubicación del Monasterio de Cogullada, respecto del Pilar |
Cogullada desde el Pueyo de Villamayor, otro santuario mariano, cercano a Zaragoza |
Cogullada desde las torres del Pilar |
Interior iglesia de Cogullada (gentileza: Ibercaja) |
ü Fatás Cabeza, Guillermo. Guía Histórico-artística de Zaragoza,
Ayuntamiento de Zaragoza. 1982. (págs. 441-45)
ü Comenje Enseñat, Jesús.
“Cogullada; real monasterio” Gran
Enciclopedia Aragonesa (Apéndice nº1) Unali ediciones. Zaragoza 1981.
(págs. 253-54)
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