Viernes Santo en Castejón de Valdejasa (Zaragoza)



Hace diez años por estas fechas, estaba dudando si ponerme en la aventura de escribir un blog, fue precisamente el día en que vi la procesión del Santo Entierro en Castejón de Valdejasa (Zaragoza) cuando me decidí a hacerlo, quizás por algo que ha querido ser un poco la “filosofía” de esta publicación; la recuperación de tradiciones olvidadas pero que permanecen en muchos pueblos de nuestra región, ese patrimonio cultural que está punto de desaparecer y que está lejos del consumismo mayoritario de los grandes circuitos turísticos. En definitiva la búsqueda de las verdaderas esencias y raíces de nuestra comunidad, que aún permanecen sin contaminar con esa moda uniformista y estandarizada que nos impone el turismo o la publicidad.

La devoción al Santo Cristo del Castillo en Castejón de Valdejasa es secular, con ciertos atisbos ancestrales que se manifiestan durante la procesión del Santo Entierro en la tarde del Viernes Santo. Aunque no es sacada la imagen original, su figura está presente, junto con la de los alabarderos, que seguramente en la antigüedad lucían uniforme castrense y que ahora portan un hábito religioso muy parecido al de los Franciscanos. Estos personajes con sus “picas” o “lanzas” imprimen al ritual un marco dramático impresionante, al que se han unido desde hace algunos años la presencia de los tambores. A parte de las imágenes tradicionales (Cristo crucificado, Dolorosa, etc.), vecinos de la localidad representan pasajes de la Pasión, como el camino de Jesús al Calvario o, la Samaritana, o portan símbolos de la crucifixión, como los clavos, el martillo y las tenazas. En sí misma, la procesión castejonera es muy similar a la de otros lugares pero posee particularidades interesantes. Toda la manifestación religiosa gira en torno a dos figuras principales que marchan delante de la peana que eleva la imagen de Jesús crucificado, “del Santo Cristo”. Se trata de un niño vestido de ángel con una espada que intenta detener a un cofrade que representa a Longinos en el momento de dar la lanzada al Nazareno. Este cofrade camina en sentido inverso a la marcha de la procesión, frente al paso del Cristo recorre el trayecto de la misma intentando agredir o entorpecer su paso, mientras el ángel con su espada se interpone entre Cristo y Longinos.

El ritmo es uniforme, con el ángel y Longinos intentando hacer chocar las puntas de sus zapatos y este caminar se lleva durante todo el trayecto a lo largo de unos quinientos metros aproximadamente. La escena está cargada de simbolismo y no solamente por la representación de la lucha entre el bien y el mal, sino por el sable que emplea el ángel y que posee reminiscencias que proceden de la Guerra de Independencia.

No está datada la antigüedad de esta manifestación de religiosidad popular, pero es muy posible que proceda del siglo XVII ya que en esa época los franciscanos introdujeron la celebración de la Semana Santa en Aragón con los llamados “Terceroles” que usan los alabarderos de Castejón. Por otro lado la representación de la crucifixión es típicamente barroca, a modo de auto sacramental. La opinión popular indica la existencia de un convento en Castejón, tradición que recoge Madoz, y por tanto la presencia de una orden religiosa que bien podría haber sido la franciscana.

Quisiera agradecer la atención prestada en su día por la Asociación Castrum de Valdejasa, a Julio Laplaza López y sobre todo la amabilidad con la que me atendió en esta ocasión la familia Murillo de Castejón y por extensión a todo el pueblo. El vídeo se acompaña con la marcha de procesión “Caridad del Guadalquivir” compuesta en el año 2000 por Francisco Joaquín Pérez Garrido (Paco Lola) y arreglada e instrumentada por Juan José Puntas Fernández. Esta marcha se ha convertido en una de las más típicos y características de la Semana Santa sevillana desde que comenzó el siglo XXI.

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