Descubriendo el Mezazal
Hace unos días hablábamos de las
partidas villanovenses de Merzalar y Mezazal. Aquella todavía existe en cuanto
a su denominación y según una relación hecha por un párroco de Villanueva de
Gállego, a finales del siglo XVIII existían en este término tres casas de campo
con «abexares» que eran propias de vecinos de Zaragoza y no se encontraban
habitadas. Además existían «cinco casas de campo en el mismo distrito
«aproximadamente a una hora de camino» de Villanueva. En ellas no se registra
habitador alguno ya que se trataba de residencias estacionales por no estar en
ellas «más que el preciso tiempo del cultivo», cosa muy habitual hasta fechas
recientes. Hoy día, es conocido por Merzalar; una porción de tierras situadas
junto al paso en origen de ganado de su mismo nombre (hoy del ferrocarril) y
que parte de la balsa de Pesqueras y termina en el barrio del Comercio. Sus
campos son regados por la acequia de Cascajo, que delimita hacia el oeste, y el
camino de San Juan el este. Anexo a este lugar existe una pequeña partida
conocida por “Los Majuelos” en clara alusión, sin duda, a la existencia de
viñas en tiempos pasados.
Desde el mismo punto que la anterior y rodeada por campos de maíz, la torre de Almarza o del Carmen (También en el término de Mezazal) |
En un punto indeterminado y más hacia el sur, de la cabañera del Merzalar, comienza el de Mezazal y que comprende los terrenos de la torre de San Miguel, pegada a la actual autovía de Huesca y de la Torre Lindar y las Navas, más cercana al río Gállego. En el siglo XV toda esta extensión pertenecía al señorío de los Ximénez de Urrea, más tarde Condes de Aranda, y coincidía con el denominado “Anejo de San Bernabé” enclave parroquial en el que los curas de Villanueva tenían obligación de decir «segunda misa» los domingos. En principio el concejo villanovense reclamaba que estas obligaciones se llevaran a cabo en la ermita del Mezalar sin embargo el Arzobispo de Zaragoza, Dalmacio de Mur, medió en el pleito y dictaminó hacia 1450, que se levantara un templo anejo a la parroquia en honor a San Bernabé Apóstol, en tierras del señorío de los Urrea, con la excusa de que la ermita de Mezalar estaba arruinada y con la obligación de que en dicha iglesia los curas de San Salvador de Villanueva hicieran misa todos los domingos y llevasen a cabo entierros. En el fondo no era sino un episodio más del enfrentamiento entre jurisdicciones, por un lado el Condado de Aranda y por otro la ciudad de Zaragoza, quienes perseguían para sí los beneficios que reportaba poseer un centro de reunión como era una iglesia, beneficios tanto políticos y económicos como sociales. Tras la misa se producía el mercado semanal, los ajustes de jornales, las reuniones concejiles y los encuentros sociales que no se llevaban a cabo a lo largo de la semana.
En primer término, el Mezazal y sus torres, en un plano intermedio San Juan de Mozarrifar y más lejos se adivina la ciudad de Zaragoza |
Hacia el año 1640 dicho señorío
pertenecía a D. Pablo Francisco Francés de Urrutigoyti, a la sazón Barón de
Monte Villa y señor de Gefera, casado con Dª. Ana Pérez de Suelves Claramunt y
Luna. A su muerte dejaron como heredera de sus posesiones a su hija Ana, casada
con D. Iván Bives Camañas y Villarassa, Conde de Faura. Sus derechos en
Villanueva se extendían por varias casas en el lugar, y más concretamente con
un palacio en la plaza mayor (donde hoy se encuentra el Ayuntamiento de la
localidad) diversos campos en el término que ascendían a casi 50 cahíces, más
diversos olivares, viñas, abejares y huertos entre otros bienes, pero nunca
tuvieron poder jurisdiccional sobre Villanueva.
El Mezazal con la papelera del Batán al fondo |
A partir del siglo XVIII, sobre todo
tras la concordia de 1721, el Condado de Faura cedió parte de sus derechos
sobre el anejo de San Bernabé a la Parroquia de Villanueva, seguramente porque
no podía mantener la iglesia aneja. En 1804 tan solo existían «vestigios de las
ruinas de dicha iglesia y aun algunas casas contiguas a ella». De la
información que se posee, uno de los motivos posibles del abandono fue que
muchos feligreses, a quienes en teoría les correspondía acudir a San Bernabé
para recibir determinados sacramentos, preferían la iglesia de Villanueva ya
que, quienes podían eludir el poder señorial y acogerse al realengo lo hacían
dentro del contexto social de la época. Esto les suponía más ventajas y menos
cargas fiscales. Por otro lado la obligación de enterrar en el anejo a sus
vecinos, no debía de atraer mucho al Conde de Faura. Seguramente gracias a la
intercesión de quien sería Arzobispo de Zaragoza entre 1727 y 1742, D. Thomás
Crespo Agüero, las cargas feudales quedaron rebajadas y los habitantes del
Mezazal aprovechaban el domingo para irse a Villanueva, cosa que han hecho
hasta hace muy pocos años, muchos de aquellos que vivían en esta zona hoy
prácticamente deshabitada.
La torre Lindar, según una fotografía que me entregó en su día José Antonio de Gregorio |
No sabría decir donde se encontraban
ambas iglesias campestres; la de Merzalar según una idea que ya manifesté, se
podría encontrar bajo el solar de lo que en su día fueron las llamadas “Escuelas
del Comercio”, justo al lado de la cabañera del Merzalar a la entrada del
Barrio villanovense y que hoy está en ruina total. Otras ideas aventuran que
pudo encontrarse más metida en la huerta, junto al cauce de Cascajo y también
cerca de la cabañera. En cuanto al anejo de San Bernabé, que quisiera decir que
siempre me ha llamado la atención un enorme pilar situado delante de la entrada
de la papelera de las Navas, junto al camino que conduce a San Juan de
Mozarrifar. No es un peirón, ya que es mucho más grueso e incluso alto, aunque sí,
es cuadrado, macizo y bastante recio, desconozco el ¿porque? de esa
construcción en ese lugar que se encuentra muy cerca de la torre Lindar, y es
que la mencionada iglesia se encontraría muy próxima a la torre.
El pilar de referencia que se encuentra junto al camino de San Juan, entre la torre Lindar y la papelera del Batán |
Para concluir, decir que este término,
que linda con el de Zaragoza, se encuentra poblado por numerosas torres y casas
de campo, empezando por la desaparecida torre de San Miguel, la torre baja (de
San Miguel) la de Álmarza o del Carmen, la de Barcelona o del Rosario, la de
Garisa, para concluir con la torre Lindar, situada junto a la también
abandonada Papelera de las Navas, conocida popularmente como batán, pues antes
que ser fábrica de papel, era batán del gremio de Pelaires de Zaragoza, ya en
el cauce del rio Gállego existen unas ruinas que no sabría muy bien definir su
origen; un pontón, un azud… A la vista de la disposición de estas partidas de huerta (Mezalar, Mezazal, Mozarrifar, etc.) en su mayoría dedicadas a la explotación agrícola, da la sensación de que en origen se trataría de grandes centuriaciones o parcelas con las que los romanos distribuían entre sus colonos para la administración de tierras y con el tiempo, se han ido transformando y diversificando. En Villanueva de Gállego, existe todavía una partida de huerta que se llama "Campo Grande" y que en origen se trataba de una de estas "centuriaciones".
Texto
recogido del libro. Villanueva de
Gállego: Un lugar en la huerta, del autor (Institución Fernando el Católico)
Zaragoza 2008.
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