Santiago Ramón y Cajal en San Juan de Mozarrifar

El Barrio zaragozano de San Juan de Mozarrifar

Hace unos años me enteré de que en una torre situada en el barrio zaragozano de San Juan de Mozarrifar, había estado investigando sobre el cólera nada más ni nada menos que don Santiago Ramón y Cajal. Un frio, pero despejado domingo de diciembre por la mañana me dirigí hacia la llamada Torre de Canales (que es así como se llama el lugar) sita muy cerca del camino de Cogullada, en el barrio de San Juan. Por desgracia las "coordenadas" eran erróneas o al menos tengo mis dudas sobre el respecto. Tengo que decir en mi descargo, que me enfadó bastante la actitud del dueño del edificio pues; Estando tan feliz documentando este espacio tan histórico, apareció el dueño o el señor que llevaba las tierras aledañas. Se trataba de un hombre ya mayor y con muy malas pulgas. Fui con mi mejor intención a preguntarle si aquel edificio había sido del premio Nobel cuando el buen señor, sin atender a nada ni a nadie comenzó a insultarme, aquel tipo no atendía razones y como me había pillado infraganti, decidí marcharme, estaba a unos 200 metros del lugar y aún oía sus juramentos e improperios entonces, enfadado me revolví y el que se puso a gritar fui yo a él. Me parecía de una mala educación tremenda, de una grosería interesada, una ignorancia hipócrita y desproporcionada, cuando un servidor nunca le había mostrado violencia o prepotencia, sino que le había dado la razón y además, tan solo pretendía que me informara sobre la historia del edificio, el caso es que el que se cayó entonces fue él. De todo lo que me dijo, tan solo voy hacer caso a una cosa y porque en eso me podía obligar, voy a sacar fotos del edificio de lejos, pero lo que no va a poder evitar es que describa como una casa con tanta historia se cae en pedazos y además que cuente su historia. 

Otro médico aragonés, Fernando Solsona, en la Revista Española de Patologia, escribía en 2002 no solo la vinculación de Cajal con Zaragoza, sino con la torre de Canales: “Volvió a Zaragoza en cortas vacaciones de verano en el año de 1885; recién nacido su hijo Jorge (2 de julio) recibió el encargo de la Diputación Provincial de Zaragoza de investigar el cólera que acababa de penetrar en España. Llevó a cabo cuidadosos trabajos en la Torre de los Canales, en San Juan de Mozarrifar, a 7 kms de la capital. La Diputación en reconocimiento le regaló un espléndido microscopio Zeiss («que me equiparaba técnicamente a los investigadores extranjeros mejor dotados»), publicó su memoria sobre el bacilo Virgula de Koch y extendió un diploma de acción de gracias (17 de septiembre)”. Esta bonita casa de campo, era por entonces propiedad de Justo Ramón, el padre de Santiago. Es decir que durante un tiempo perteneció a la familia, no sabemos si todavía forma parte de su patrimonio. 

Hace unos días, el periódico El País se hacía eco de las investigaciones realizadas por Cajal en la mencionada torre (sin mencionarla) y titulaba el artículo; “El año en que Cajal inventó una vacuna y no se enteró nadie, porque lo anunció en español”. Quisiera destacar algunos párrafos del artículo; “A comienzos de 1885 solo existía una: la de la viruela… La esperanza de vida al nacer no llegaba a los 35 años en España”. Cuenta el propio Santiago Ramón y Cajal en sus memorias que aquel 1885 “una epidemia de cólera estalló en Valencia, donde él era catedrático de anatomía. Los hospitales “rebosaban de coléricos” y “la población, diezmada por el azote, vivía en la zozobra”, rememora Cajal. “Los médicos más veteranos recetaban el sabroso, pero inútil, láudano de Sydenham: vino con opio, azafrán, clavo y canela. Los más jóvenes recomendaban hervir el agua antes de beberla, sabedores de que un año antes el científico alemán Robert Koch había anunciado que un microbio era el culpable del cólera, una diarrea letal capaz de matar a una persona en cuestión de horas”. Cajal, según reivindicó él mismo, inventó una solución a sus 33 años y a la que llamó “vacuna química”. Esto lo añado yo, en una humilde casa de campo que merece mejor suerte en todos los sentidos y es que, como el propio Cajal podría resaltar, porque él lo padeció en más de una ocasión. Lo peor de algunos españoles no es su ignorancia, sino el interés en hacernos parecer ignorantes a los demás.




Bibliografía:
Solsona, Fernando. “Santiago Ramón y Cajal y Zaragoza en Revista Española de Patología, vol. 35, nº4 (págs. 385-394) 2002.

Asende, Manuel. “El año en que Cajal inventó una vacuna y no se enteró nadie porque lo anunció en español” El País 26 de mayo de 2020.

Para saber algo más sobre Ramón y Cajal:

https://carlosurzainqui.blogspot.com/2022/06/la-torre-de-canales-la-vacuna-y.html



Santiago Ramón y Cajal en su laboratorio






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