Un san Isidro un poco irregular



Este va a ser un San Isidro raro, sin celebración, ni misa, ni procesión ni nada de nada seguramente, pero en el Retabillo lo vamos a celebrar a nuestra manera. “Feliz San Isidro a todos los villanovenses”. Estas fiestas son relativamente recientes en Villanueva de Gállego, hasta los años cincuenta del siglo XX no existía esta devoción en la localidad. Fue en esa época y en pleno nacional catolicismo cuando la Cámara Sindical Agraria de Zaragoza decidió celebrar la fecha en la capital, poco después la institución intentó que la tradición se trasladara a los pueblos de la provincia, buscando para ello “un marco más adecuado que el urbano”. De esta manera llegó San Isidro a Villanueva de Gállego, otro dicen que en tren y equivocadamente.



El 16 de mayo de 1952 el diario aragonés del Movimiento “Amanecer” comentaba como se había celebrado el día anterior San Isidro en nuestra localidad, con presencia de las más altas instituciones agrarias de la provincia. «En una mañana luminosa el Santo con su yunta guiada por los ángeles va contemplando los campos verdes y amarillos, no tan buenos como era de esperar ni tan malos como aquellos años atroces de la “pertinaz” seguía» en un pueblo en el que abundaban tractores oruga “Fordson”, “Diesel”, etc., los labradores villanoveses se felicitaban «por no haber padecido el “mosquito” y se lamentaban por la falta de agua». La procesión iba precedida por «bellas muchachas portadoras de frutos que ofrecerle» (Ascensión Cativiela, Antonia Jiménez, Conchita Lorén, Pilarín Orobia, Elvira Encuentra y Ana Mª Millán) cestas que luego se entregarían en el templo al “Santo de los campos”. Concelebraron la misa cuatro sacerdotes entre los que se encontraban el Rector del Seminario Diocesano (Manuel López Artal), el Dean del Pilar (Julian Nieto) y el Canónigo Julián Matute quien predicó un elocuentísimo sermón, algo bastante habitual en él. La banda de música dirigida por Lorenzo Suñer, acompañó la función religiosa interpretando la misa de Pio X y al final de la ceremonia se distribuyó entre los fieles el “Pan bendito”. En el edificio de la Hermandad Sindical de Labradores se ofreció una comida para agasajar a las autoridades.



Efectivamente el día arraigó y poco a poco, cada quince de mayo los villanovenses comenzaron a vestirse con el traje regional para conmemorar al patrón de la Cámara Agraria y es que la festividad estaba organizada por esta agrupación sindical y de paso la misa comenzó a ser acompañada por la rondalla de jota, que interpretaba la Misa Baturra. Así siguió haciéndose hasta que llegó la Transición y comenzaron las demandas para “democratizar” las Fiestas, la Institución en peligro de desaparecer, tan apenas podía contribuir con los actos oficiales (misa y Vermuth en el casino) y poco más. De esta manera el Ayuntamiento se hizo cargo de los festejos y la celebración gremial se convirtió en popular. Poco a poco San Isidro se fue llenando de contenido; primero las imprescindibles vaquillas, luego la Banda de música eligió este día para su reaparición en 1982 (tras quince años de ausencia) bajo la batuta de Jesús Peralta Macaya y a partir de 1988 con la celebración del Certamen de pintura en homenaje a Francisco Pradilla. Hasta llegar hoy día en que se han convertido en las Fiestas pequeñas de Villanueva. En la década de los Ochenta del siglo XX, hubo un intento de pasar la fiesta del 15 de mayo al domingo siguiente, por aquello de que hubiera más gente. Ese año se cambió, pero el día señalado para celebrar al patrón, se formó un enorme tornado, que recorrió toda la huerta del Gállego arrasando lo que pillaba a su paso. Los villanovenses vieron en aquello una señal y a partir del año siguiente, San Isidro volvió a su día.

La devoción a San Isidro arraigó tan rápidamente en Villanueva que, el nuevo barrio que creció en los años sesenta del siglo XX, a ambos lados de la carretera de Castejón, fue bautizado con el nombre del patrón de los labradores, de hecho la denominación oficial del Tinajón es precisamente "Barrio de San Isidro".

Hace unos años se montó una polémica bastante fuerte, con Tv por medio y en la que me tocó participar de alguna manera. Esta versaba sobre el cambio de denominación de algunas calles ya que exaltaban al Franquismo, con el paso del tiempo quisiera decir que aquello fue totalmente innecesario y oportunista, aunque me permitió mostrar una opinión sobre los nombres de calles que todavía mantengo. Digo esto entre otras cosas porque durante el mismo Pleno en que se aprobó el cambio de denominación, el Ayuntamiento decidió retirar la calle al General Franco y dedicar otra al organizador de la Falange en Villanueva (no fue por compensar, fue desconocimiento, que no sé que es peor para un representante municipal). Otra cosa que me llama la atención es que la celebración de San Isidro, fue impuesta durante el Franquismo, con un fin claramente determinado y ahí, tampoco nadie dice nada, lo cual es curioso.



Para terminar voy a contar una historia que leí a Cristóbal Carceller, un villanovense que vivió muchos años en Madrid hasta que falleció hace poco: Cuenta Cristóbal que estando en el servicio militar, le tocó hacer de monaguillo con el cura del cuartel. Este le preguntó que oficio tenía en la vida civil, a lo que el recluta le contestó, soy labrador. A lo que el cura repuso: Hombre ¡Como San Isidro! Cristóbal muy echado para adelante le contestó al sacerdote; “No me puedo comparar con San Isidro en cuanto a Santo, pues yo soy un pecador, pero en cuanto a labrador, no sé si nos ganaría el Santo a los labradores de mi pueblo, pues hay muchos y muy buenos… con unos surcos tan rectos como si los hubieran tirado a cordel”. Quizás fue entonces cuando San Isidro decidió conocer Villanueva de Gállego.

Fotografías, Gentileza: Ana Maria Millán y Pedro Orobia

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